by FJY MUÑOZ — zaciones extraterrestres y, caso de existir, la posibi- lidad de contactos con ellas es, sin duda, una de las que más debates ha suscitado.
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Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp) Vol. 97, N.º 2, pp 333-350, 2003 IVPrograma de Promoción de la Cultura Científica y Tecnológica ¿EXISTEN CIVILIZACIONES EXTRATERRESTRES? F. J. Y NDURÁINMUÑOZ**Facultad de Ciencias de la U.A.M. Campus de Cantoblanco 28049 Madrid 1. ¿EXISTEN CIVILIZACIONESEXTRATERRESTRES? *La cuestión de la existencia o inexistencia de civili-zaciones extraterrestres y, caso de existir, la posibi- lidad de contactos con ellas es, sin duda, una de las que más debates ha suscitado. Tanto desde un punto de vista filosófico o teológico, o incluso científicamente, hace literalmente milenioslque el intelecto humano nodeja de planteársela. En particular, con el adveni- miento de la era tecnológica a lo largo del siglo XIX, el tema ganó en popularidad.Pero a pesar de esta popularidad lo cierto es quedurante mucho tiempo tales debates eran bastánte esté- riles; nuestros conocimientos acerca del sistema solar (por citar un sólo ejemplo entre muchos relevantes) eran muy rudimentarios y prácticamente nada podía afirmarse con certeza acerca de las características de los planetas que lo forman. Incluso en la primera mitad del siglo XX competentes profesionales creian en la evidencia de existencia de vida superior, del tipo de líquenes o similar, en Marte. Yla falta de información era mayor acerca de sistemas similares a nuestro sistema solar en otras estrellas, cuya existencia misma era ignorada.Sin embargo, en los últimos años se han realizado unos descubrimientos capitales, en distintos frentes: ypor ello la discusión de las posibles civilizaciones extraterrestres puede ahora plantearse con mucho más conocimiento de causa, no sólo que hace un siglo, sino también que, incluso, antes de los muy últimos años del siglo XX. Estas razones por las que una nueva dis- cusión de la cuestión puede ser significativa son, en particular, las que detallamos a continuación. En primer lugar, nuestro conocimiento del cosmos esta progresando a pasos agigantados en los últimos años, en especial gracias a las sondas espaciales, que han visitado prácticamente todos los planetas (con sus correspondientes satélites) del sistema solar, mas varios asteroides y cometas. Pero no sólo tenemos estas visitas; también debemos importante infor- mación a telescopios colocados en orbita fuera de la atmósfera terrestre, como el Hubble, y a impre- sionantes mejoras en los telescopios colocados en la propia superficie terrestre gracias, en particular, a un tratamiento informático de las imágenes que han llevado a una precisión inimaginable no hace mucho.Las sondas espaciales, los Mariner, Viking, Voyager y tantos otros, han demostrado que no hay vida, al menos en cantidades apreciables, entre los di- versos cuerpos que pueblan nuestro sistema solar. Entre los importantes descubrimientos realizados recientemente por observatorios terrestres, mencio- namos la existencia de planetas extrasolares, es decir, orbitando otras estrellas.*Este artículo retoma las discusiones presentadas en algunos de los capítulos del libro del autor ¿Quién anda ahí?, Ed. Debate, 1996.1Recuérdese ya en la época clásica a Luciano de Samosata.

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Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Ynduráin Muñoz 334Esta última información es muy reciente; su inci-dencia con respecto al debate sobre la posible exis- tencia de vida extra-solar está bien clara, y su actualidad se pone de manifiesto si se considera que, aún en 1995, no se sabía si otras estrellas tienen una corte de planetas como la tiene nuestro sol. En la actualidad se han encontrado unos setenta planetas en estrellas proximas a nosotros, y hay indicaciones de bastantes más: esto ha acabado con la vieja polemica de si, sí o no, es probable la existencias de sistemas planetarios distintos del nuestro. Ahora sabemos que estos sistemas deben ser bastante frecuentes.Otros dos descubrimientos recientes son la exis-tencia de un océano cubierto de hielo, pero (probable- mente) con agua líquida en su interior, en Europa, uno de los grandes satélites de Júpiter; y la de inequívocos signos, en Marte, de existencia de agua en un pasado remoto. Estos hallazgos muestran que los planetas de característica similares a las de la Tierra, en el sentido de tener condiciones para que aparezca la vida, deben ser bastante frecuentes, ya que en nuestro sistema solar hay tres con características próximas a las necesarias. Esto hace más candente la discusión acerca de la posible existencia de civilizaciones en nuestro entorno galáctico.Un segundo tipo de descubrimientos capitales serefieren a las ciencias físicas. En los últimos veinte o venticinco años del siglo pasado se han comprobado, hasta enormes energías y con unas precisiones fantás- ticas, las teorías fundamentales de la física: partículas elementales, relatividad y mecánica cuántica; así como la estructura de la materia en términos de elec- trones, neutrinos y quarks, incluyendo un estudio exhaustivo de sus propiedades e interacciones. Las teorías incorporando relatividad y mecánica cuántica, desarrolladas entre los años sesenta y principio de los setenta, han tenido un exito espectacular. Todas sus predicciones (existencia de los quarks de tipos c, by t,con las masas previstas; existencia y propiedades de los gluones; existencia de corrientes neutras; exis- tencia, con todas las propiedades predichas por la teoría de las partículas Wy Z, y así un largo etcétera) se han confirmado experimentalmente. Y, por otra parte, todas las predicciones realizadas modificando el modelo han resultado fallidas.Aparentemente tenemos una teoría capaz de des-cribir el universo con fantastica precision. Además, cuando decimos el universo queremos realmente decir el universo: hemos encontrado evidencia apabullanteFigura 1.A finales del siglo XX, las sondas espaciales llegarona todos los planetas del sistema solar y enviaron importante información de ellos y de sus lunas. En esta foto, la sonda Mariner, que viajó a Venus; en la figura 3, imagen de Miranda (satélite de Urano) tomada por Voyager 2. Figura 2.Los anillos de materia incandescente lanzados por lasupernova de 1987. Todas las características de esta superno- va, incluyendo su emisión de neutrinos, concordaban con lo predicho por los modelos teóricos

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de que las leyes que hemos descubierto en nuestroslaboratorios se aplican en todo el cosmos explorado por nuestros aparatos. Combinando esto con la ausencia de sorpresas que afecten a propiedades funda- mentales a niveles mas complejos (ciencia de mate- riales o química) llegamos poco menos que a la certeza de que podemos especular a partir de nuestros conoci- mientos actuales, que representan una base firme.De estos estudios, entre otras muchas cosas,sabemos que es imposible (mas allá de toda duda razo- nable) el realizar viajes más rápido que la luz, y también sabemos que los motores utilizables para viajes espaciales no pueden tener un rendimiento muy superior a los nucleares que conocemos: esto hace muy improbables visitas en persona de posibles extrate- rrestres. Pero, por otra parte, con una tecnología exis- tente o previsible sí se podrían enviar y recibir mensajes: ¿por qué no hemos recibido ninguno?En efecto, hace unos treinta años que se intentanenviar y detectar señales a civilizaciones extrate- rrestres, de momento sin éxito; y las sondas espaciales que han visitado prácticamente todo el sistema solar no han detectado ni vida ni señales de visitas alienígenas. ¿Es esto porque no existe vida, o civilizaciones avan- zadas, en las regiones próximas de nuestra galaxia? ¿Que consecuencias podemos extraer de estas ausencias?La ausencia de visitas o contactos con inteligenciasextraterrestres debidamente autentificados parecen indicar que o la vida y la inteligencia sólo existen en la tierra, y somos los únicos seres civilizados en un entorno nuestro de muchos años luz o, si existen otros seres inteligentes, estos no están interesados o capaci- tados para contactarnos. Es posible especular acerca de las razones para que esto sea así, especulaciones que de hecho plantean importantes problemas no sólo con respecto a posibles civilizaciones extraterrestres, sino también con respecto a nuestra propia civilización, algunas de las cuales forman la base que vamos a ana- lizar en este ensayo.Los últimos descubrimientos realizados reciente-mente y cuyas consecuencias queremos incorporar se refieren a una serie de cuestiones biológicas. Desde el que todos los seres vivos del planeta están construidos por los mismos bloques geneticos, y que todos losseres humanos están genéticamente relacionados;hasta el hallazgo de mecanismos, basados en compor- tamientos colectivos, que ayudan a comprender la evo- lución de los primates hacia la inteligencia. O también la aplicación de la informática a la biología con pro- gramas que simulan ecosistemas y en los que se pro- ducen, por sí sólos, cambios análogos a las mutaciones. Todos estos descubrimientos nos hacen comprender mejor los mecanismos que llevan a la apa- rición de la vida y a su evolución hasta la inteligencia y nos permiten, también en el frente biologico, basar nuestra discusion sobre premisas mas sólidas que las utilizadas en el pasado.El centro de este ensayo esta constituido por la pre-gunta, ¿Por qué no tenemos noticia fidedigna de visitas de o contactos con extraterrestres? Adelanto ya que no podremos dar contestación ni siquiera a la pregunta previa sobre la existencia de tales seres. Lo cual, por otra parte, es evidente: la cuestión de la existencia de inteligencias extraterrestres sólo podrá ser resuelta definitivamente si algún día encontramos la huella de alienígenas. Lo interesante del ensayo no es, pues, su resultado; sino su proceso. No hay en este texto, como hay en libros estrictamente científicos, deducciones rigurosas ni certitudes sólidas. Hay un intento de refle- xionar, de explorar y de imaginar escenarios posibles, compatibles con lo que sabemos.F. J. Ynduráin Muñoz Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp), 2003; 97 335Figura 3.Imagen de la superficie de Miranda (satélite deUrano) tomada por la sonda espacial Voyager 2. En ninguna de las innumerables fotos de distintos cuerpos del sistema solar, algunas desde muy cerca (como la que mostramos), aparece el menor atisbo de vida.

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2. PERO, ¿ES CIERTO QUE NO HA HABIDO CONTACTO CON LOS EXTRATERRESTRES? Cuentan que en una ocasion se dirigieron al granfísico italo-americano Enrico Fermi con la tantas veces formulada pregunta sobre la posible existencia de inte- ligencias extraterrestres. Parece ser que Fermi contestó con otra pregunta: ¿Donde están? La historia no indica (o al menos no tengo yo conocimiento del caso) si Fermi elaboró mas su boutade; pero realmente apenasera necesario. Parece claro que, si existen inteligencias extraterrestres, deberían haber producido alguna evi- dencia de su presencia: la frase de Fermi es, por tanto una clara manifestacion de escepticismo.No cabe duda de que hay serias razones para esteescepticismo; pero también esta claro que el que algo no haya ocurrido hasta ahora no implica que sea impo- sible, ni siquiera que no vaya a ocurrir. Tal vez nuestras especulaciones se vuelvan de repente obsoletas cuando un platillo volante aterrice en la plaza de las Naciones Unidas, y unos hombrecillos verdes salgan de él pidiendo fientrevistarse con nuestro líder,fl según la consagrada frase de los relatos de ciencia ficcion. Sin embargo, y mientras esto no ocurra, tiene plena vigencia la frase de Fermi, y tiene sentido e interés plantearse la pregunta, ¿Quién anda ahí si es que anda alguien ahí fuera?En este punto, y para dejar las cosas claras desde elprincipio, no puedo por menos que referirme a la posi- bilidad de que, en realidad, alguien ande por ahí, y los contactos ya se hayan producido. En efecto, hay un grupo no despreciable de personas, algunas de ellas cualificadas, que creen en la evidencia de visitas de extraterrestres. No son pocos los convencidos de la existencia de contactos en la tercera fase. Y, por supuesto, las innumerables historias de fiOVNISfl, objetos volantes no identificados, con la a veces intranquilizante falta de pronunciamientos oficiales, no hacen sino añadir leña al fuego de la especulacion. Es evidente que, antes de indagar por que no contac- tamos, ni somos contactados por extraterrestres, es interesante gastar algo de tiempo en discutir la evi- dencia de que las cosas son realmente así. No sería hacer gala de una actitud muy abierta, ni muy cien- tífica, el rechazar una hipotesis sin explicar y discutir las razones que hay para ello.Entre las posibilidades de que hayamos sido visi-tados por extraterrestres hay que distinguir dos alterna- tivas. Hay quienes piensan que hemos sido, y estamos siendo visitados continuamente, pero los extrate- rrestres no contactan con nosotros; mientras que otros afirman la existencia de contactos.Existen muchas personas que son de la primeraopinión; tal vez unas anécdotas personales ejempli- fiquen lo que, sospecho, es la actitud y las creencias de más personas de las que uno se imagina. No hace mucho tiempo, después de una entrevista en un pro- grama de radio sobre (precisamente) un libro mío sobre el tema, salieron a colación las personas que, pretendidamente, habían tenido contactos con extrate- rrestres. El entrevistador manifestó, con total seriedad, su convencimiento de que su propio padre había tenido evidencia de conversaciones entre extraterrestres a través de las frecuencias no ocupadas en la radio. Y éste no fue mi primer caso; en mi experiencia anterior había ya encontrado otras dos personas que, según ellos, habían tenido muchas veces interacciones con extraterrestres. Uno de éstos no sólo pretendía haber visto bastantes noches platillo volante tras platillo volante, sino que un día, volviendo a su casa (un chalet situado en las afueras de Madrid) con su hijo, un pla- tillo volante se colocó sobre su coche, y no paró de golpear el techo hasta que llegaron a su garaje.Es desde luego imposible demostrar la falsedad delas experiencias relatadas por estas personas, o por tantas otras que pretenden haber visto, o tener noticia directa, de sucesos similares. También es imposible refutar a aquellos que, abonandose a la visión conspi- rativa de la historia, opinan que las autoridades tienen constancia de visitas de extraterrestres, aunque lo ocul- tan al público. Lo cierto es que existen informes, en los que se concluye que la inmensa mayoría de los OVNIS resultan ser objetos bastante corrientes; pero tales informes no tienen siempre la transparencia, ni la fre- cuencia deseadas. La razón sin duda es que la infor- macion sobre objetos volantes, sobre todo si no son fácilmente identificables, proviene en su mayoría de fuentes militares que, por su propia naturaleza, buscan el secreto.Un caso famoso es el OVNI de Roswell, NuevoMejico, donde en 1947 cayó un extraño objeto. En un principio las fuerzas aereas de los EE UU, la USAF, Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Ynduráin Muñoz 336

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manifestaron que eran restos de un globo meteoro-logico; lo que no convencio a nadie. Durante largo tiempo la USAF continuó sin dar más noticias, alimen- tando así las especulaciones sobre la naturaleza del OVNI. Finalmente, en 1994 (!) y bajo la presion de la opinión pública que atribuía origen extraterrestre al objeto, la USAF publicó un informe de mil paginas sobre este (y otros) objetos, en que explicaba que el de Roswell procedía en realidad de un artilugio dedicado a detectar ensayos nucleares sovieticos. (Esta era, por supuesto, la mundana razón de tanto secreto).No es posible demostrar que no han existidoOVNIS de procedencia alienígena, deliberadamente ocultada o, simplemente, ignorada. Pero claro: casi todas las monedas tienen dos caras. E igual que los escepticos no podemos demostrar que los credulos están en el error, tampoco ellos pueden probar la vera- cidad de sus afirmaciones. Nos encontramos aquí con un caso claro de aplicación del principio de Occam que dice que no deben multiplicarse las hipótesis sin nece- sidad. Puesto que no se puede probar la existencia de los contactos con alienígenas, y estos contactos no tienen ningún efecto, no multipliquemos los entes gra- tuitamente, y trabajemos como si tales contactos no existiesen.¿Que podemos pues decir sobre las experiencias detantas personas como pretenden haber tenido contacto con extraterrestres? Nos referimos ahora (a diferencia de los casos antes citados, en los que los contactos no tenían ningún efecto) a aquellos contactos en que hay interacción, ya sea física o mental. Pues podemos decir lo siguiente. Los contactos con extraterrestres, las comunicaciones de seres de otros tiempos, al igual que los contactos de ultratumba, o las experiencias mís- ticas, tienen tres características comunes.En primer lugar, son ocultas. Ni los marcianos, ni los ectoplasmas, ni los espíritus astrales, aparecen nunca directamente en la televisión, ni en los perio- dicos, ni en un lugar público; digamos un campo de fútbol. Tal vez los ectoplasmas, y los espíritus, e incluso los marcianos, tengan sus razones para ello; pero estas razones nunca se han expuesto de forma convincente.La segunda característica de las revelaciones detodos los seres fantasticos que hemos mencionado esque se contradicen unas con otras. Por limitarnos a losextraterrestres, resulta que según unas fuentes estos vienen de Marte; según otras, de Plutón. Hay aliení- genas provenientes de remotas estrellas, y los hay que incluso nos visitan desde galaxias muy alejadas. Las descripciones varian según los testigos: ¿Aquién creer?La tercera característica común de los contactoscon seres del exterior es la curiosa composicion del acervo de conocimientos de los pretendidos visitantes: los extraterrestres comparten las ignorancias y conoci- mientos de sus visitados. Aeste respecto Clarke men- ciona el testimonio de uno de los contactados por extraterrestres, un pastor vasco que, en algún lugar de los Pirineos, departió largo tiempo con los ocupantes de un platillo volante. Estos demostraron unos sor- prendentes conocimientos lingüísticos, al ser capaces de llevar la conversacion en perfecto eusquera: conoci- mientos que contrastaban con su manifiesta desinfor- macion geográfica. En efecto, los alienígenas pretendían entrevistarse (como no) con el Secretario General de las Naciones Unidas, sobre cuyo paradero preguntaron al pastor. Aeste respecto no podemos por menos que discutir, a modo de paradigma, otro par de casos concretos. En la coleccion de trabajos reunidos bajo el título Psychology and the Occult, originalmente realizadosalrededor de 1900, el gran psiquiatra y etnologo C. G. Jung presenta una serie de estudios de pacientes que pretendían poseer poderes mediumísticos. En aquella epoca, Jung (como se demuestra fehacientemente de su correspondencia con Freud) creía en las capaci- dades paranormales de la mente, de manera que tenemos en él a un observador benevolente. En una de las revelaciones de estos mediums, concretamente en el estudio fiSobre la psicología y patología de los lla- mados fenomenos ocultosfl, pp. 36 y siguientes, nos encontramos con las siguientes revelaciones:fiDurante las séances, cuando los espíritus lehablaban [a la medium] ésta realizaba largos viajes, en el espacio entre las estrellas, que la gente cree que está vacío pero que contiene innumerables mundos espiritualesfl. [En estos viajes] fihablaba con los espíritus, porque los espíritus hablan unos con otros por costumbre, aunque no lo necesiten.flF. J. Ynduráin Muñoz Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp), 2003; 97 337

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Yno lo necesitan porque tienen poderes telepáti- cos. Una vez volvió muy agitada de un viaje en tren porque uno de los habitantes de las estrellas se había sentado en el asiento de enfrente al suyo. Ya proposi- to de este suceso continúa explicando las propiedades de estos mundos estelares y de los espíritus que los pueblan.Hasta aquí, nada que objetar: no podemos decidir nia favor ni en contra de la realidad de las revelaciones. Desgraciadamente para su credibilidad, continúa la medium,fi los habitantes de las estrellas están másdesarrollados en cuestiones tecnólogicas que nosotros. Así, en Marte utilizan desde hace tiempo maquinas voladoras; todo Marte esta cubierto de canales, que son como lagos artifi- ciales usados para irrigacionfl. Etcétera.Esta visión de Marte era creíble en 1902, año al quecorresponde el estudio, y de hecho los pretendidos ficanalesfl habían sido descritos algún tiempo antes; en particular en 1877 por las observaciones del astróno- mo Schiaparelli, el cual había creído Šequivocada- menteŠ observar en Marte manchas y líneas corres- pondientes a canales. Sin embargo hoy, despues de acercamientos, visitas y estudios extraordinariamente detallados se puede asegurar que en Marte no hay canales ni agua; ni, por supuesto, marcianos con o sin maquinas voladoras.Las revelaciones concretas y verificables de losmediums respecto a los alienígenas fallan sistemática- mente: el ejemplo citado no es único. En el mismo libro de Jung que hemos comentado (ibid., pp.42 y siguientes) se describen las revelaciones de otro medium al que los espíritus explican las fuerzas que actúan en la naturaleza. Estas revelaciones ocurren en los años 1899 y 1900; justo antes de que se formulase la teoría de la relatividad por Einstein, en 1905, y las primeras hipotesis cuánticas por Planck y el propio Einstein entre 1900 y 1905. Las descripciones que da el medium, sin embargo, no presentan ni la sombra de una revelacion concerniente a estos desarrollos funda- mentales. De hecho, están en difícil convivencia con lo que ya se sabía de física en los principios del siglo XX.Pero lo que en mi opinión arroja más dudas sobre laobjetividad de todos los contactos citados, y de tantos otros que podríamos mencionar, es su vulgaridad. Las revelaciones con que nos obsequian tanto espíritus astrales como apariciones de ultratumba o los maravi- llosos visitantes procedentes de una remota galaxia, contienen como norma y sin excepcion vaguedades y los mismos lugares comunes que se pueden escuchar en cualquier consultorio sentimental: son, como mucho, divertidas. Por contraste, piensese lo que los visitantes europeos llevaron de novedad a América, lo que Marco Polo se trajo de su visita a Oriente, o la serie de revelaciones inesperadas, y posteriormente confirmadas, de las fiHistoriasfl de Herodoto. Finalmente, y lo que es quiza peor, cuando las revela- ciones de los pretendidos contactos astrales des- cienden al terreno de las realidades comprobables, resultan casi indefectiblemente falsas.No parece ser muy arriesgado, según todo esto, tra-bajar con la hipótesis de que los contactos con aliení- genas no han existido. Este va a ser pues el punto de partida de nuestro artículo.3. LAECUACIÓN DE LOS EXTRATERRESTRES Uno de los ejercicios favoritos de los autores tantocientíficos como escritores de ciencia ficcion, cuando se dejan tentar por el demonio de la especulación, es el escribir una ecuación, pretendidamente con rigor cien- tífico, que nos resuelva el problema de la probabilidad de existencia, y contacto, con inteligencias extrate- rrestres. La ecuación ha sido atribuida por algunos a Drake, conocido astrónomo americano, a Clarke y a tantos otros; en realidad, es una ecuación tan obvia que probablemente no tenga padre real. Aquí no vamos a ser menos y vamos a intentar, al menos, identificar las variables de las que depende la posibilidad de tener, a una distancia asequible, vecinos inteligentes con los que nos podríamos comunicar: pero tomando el punto de vista negativo. Yacabaremos preguntándonos qué variable es la que falla para que tales visitas no se hayan producido.¿Que es, finalmente, la ecuación de los extrate-rrestres? Pues, como ya hemos dicho, algo muy sen- cillo. Se cuentan el número de estrellas en la región deRev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Ynduráin Muñoz 338

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Aquí ya tenemos que comenzar con especula-ciones; pero todavía con fundamento empírico. En nuestro propio sistema solar hay dos planetas que pre- sentan características similares a las de la Tierra. Venus, uno de ellos, tiene demasiada atmósfera y, en consecuencia, unas temperaturas superiores a los dos- cientos o trescientos grados: por lo tanto, ausencia de posibilidades para la vida. Marte es un poco dema- siado pequeño; debido a ello no tiene suficiente atmósfera, es demasiado frío y tampoco presenta con- diciones para soportar vida como la que conocemos, aunque por poco; un treinta o cuarenta por ciento más de masa hubiera permitido al planeta rojo retener su atmósfera, y el agua. Marte es casi un buen candidato para planeta apto para soportar la vida: si no en el pre- sente, al menos en el pasado.En efecto, Marte es un planeta que tuvo rios ymares (o, al menos, grandes lagos) como muestra con claridad la existencia de cauces, hoy secos, del tipo de los formados por los ríos en la tierra. Por tanto sería un lugar apropiado donde buscar la vida. Y, efectiva- mente, entre 1976 y 1977 las astronaves Viking 1 y Viking 2 permanecieron en Marte. Entre otras tareas, se dedicaron a realizar una serie de experimentos bus- cando indicios de vida. Los resultados fueron, oficial- mente, negativos (aunque no categóricamente, y no todo el mundo está de acuerdo con la interpretacion oficial). Tampoco detectaron señales de vida, ni de fósiles, las otras dos sondas enviadas a finales del último siglo.Otro caso es el de Europa, satélite de Júpiter. Se sabe desde las primeras exploraciones con sondas espaciales que Europa tiene un océano cuya superficie esta congelada por el frío del espacio a la inmensa dis- tancias a la que se encuentra del sol; pero hay indica- ciones bastante convincentes de que en el interior de este océano se encuentra agua líquida: con la Tierra sería Europa el único cuerpo en nuestro sistema solar que contuviese este fluido, esencial para la vida. El motivo de que el agua pueda mantenerse líquida por debajo de la superficie de Europa es la perpetua acti-vidad tectónica mantenida por las tremendasinfluencias gravitatorias de Júpiter, gigantesco y muy próximo, y de los otros satélites jovianos. Es imposible saber lo que ocurre en este hipotético y extraño océano, sumido en una noche eterna excepto por posibles erupciones de lava incandescente, pero al que quiza no le falte ni energía ni calor; y, como no podía ser menos, se ha especulado sobre la posible existencia de vida allí; entre otros por científicos de la NASA.El que en un sistema planetario haya tres cuerposcelestes con características proximas a las necesarias para la existencia de vida orgánica parece indicar que tal tipo de planetas no son en absoluto raros. Podemos pues, y basándonos razonablemente en lo que hasta la fecha se ha observado y deducido, admitir que una importante fracción de las estrellas de nuestros alrede- dores tienen algún planeta girando a su alrededor capaz de sustentar vida orgánica como la que cono- cemos; y esto incluso teniendo en cuenta la requerida idoneidad de las radiaciones producidas por la estrella correspondiente.Con esto finalizamos la parte fácil de la ecuación delos extraterrestres: el número de planetas aptos para la vida debe ser muy elevado. Digamos que de cada diez estrellas, al menos una, tal vez más, posean un planetaRev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Ynduráin Muñoz 340argumentar que, precisamente, si fuesen probables otros tipos de vida, lo mas verosímil es que hubieramos encontrado evidencia de su exis-tencia presente o pasada (en la forma de fósiles o de estructuras realizadas por seres vivos, análogas a los atolones construidos por los coralesen nuestros océanos) en alguno de los planetas que las sondas espaciales han visitado. E incluso esperaríamos haber encontrado organismos con metabolismo radicalmente distintos de los habituales en lugares tales como la cumbre del Everest, o cualquier otro habitat extremo. Noha sido así; y parece, pues, que podemos concluir de manera razonable que, o bien la vida solo puede darse en condiciones como las queprevalecen en la tierra; o dicha vida es un fenomeno altamente improbable.Figura 4.Entre 1976 y 1977 las astronaves Viking 1 y 2 per-manecieron en Marte. En la foto, el Viking 2 durante el invier- no en Marte. Las manchas blancas irregulares son escarcha.

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potencialmente habitable. Incluso si somos pesimistas,podemos estimar que por cada cien o doscientas estrellas debe haber un planeta idóneo: lo que nos da en nuestro entorno cientos, miles o incluso millones de planetas habitables. La ecuación de los extraterrestres nos indica, de momento, la posibilidad de una supera- bundancia de lugares en los que pudieran desarrollarse seres orgánicos. Lo que hace mas interesante la segunda parte de la ecuación: ¿Se han desarrollado la vida y la inteligencia entre tantas posibilidades? ¿Donde están? ¿Hay alguien ahí fuera?3.2 La ecuación de los extraterrestres: La parte difícil. La aparición de la vida y el desarrollo de la inteligenciaEn la discusión anterior hemos concluido que esmuy posible que en nuestro entorno espacial haya innumerables planetas que por su temperatura, composicion química, etc. sean aptos para el des- arrollo de la vida. Pero, para que ésta efectivamente aparezca y llegue a producir extraterrestres son nece- sarios, además, tres pasos fundamentales. El primero es la formacion de compuestos orgánicos, en los que la vida esta basada. El segundo es la aparición de organismos capaces de utilizar estos compuestos orgá- nicos para crecer, multiplicarse, y evolucionar. El tercero es la aparición de la inteligencia.La formacion de materia orgánica espontáneamente es algo común; esta afirmación está basada en las sólidas evidencias adquiridas con los experimentos realizados por Stanley Miller y Harold Urey en los años cincuenta. Por lo tanto, podemos tener confianza en la conclusión que de ellas se sigue: la materia orgánica debe ser muy abundante en nuestro universo. Yen efecto esto es así. Tanto por las sondas espaciales como por análisis espectroscopicos se han detectado moléculas orgánicas en multitud de lugares, algunos tan exóticos como los cometas, las atmósferas de Júpiter y Titán, o en nubes de polvo interestelares. Si nos tomamos en serio el análisis anterior, resulta que debe de haber cientos de miles de planetas en los quese ha formado la sopa orgánica y que además tienen las temperaturas y composicion químicas apropiadas para que la vida florezca.Volvamos a la ecuación de los extraterrestres, y en concreto al siguiente componente que vamos a ana- lizar. ¿Cual es la probabilidad de que aparezca la vida en un planeta, supuesto que tiene el clima y la compo- sicion química adecuadas? ¿Qué podemos decir acerca de las chances que tienen de formarse organismos en la sopa de componentes orgánicos primordial? ¿Ylas de que unos organismos primitivos (como las bacterias) evolucionen? Porque, dado que no hemos encontrado seres orgánicos, vivos o fósiles, mas que en el planeta Tierra, la respuesta a la pregunta sobre la probabilidad de aparición de la vida tiene que ser muy especulativa.Como conclusión, sólo podemos realmente decirque no tenemos ninguna evidencia sobre la posibi- lidad, ni mucho menos la existencia, de vida fuera de nuestro planeta: pero tampoco sobre lo contrario. Nosotros dejaremos esta difícil cuestión3. Conside-raremos, de momento, que la aparicion de la vida es algo razonablemente fácil y que, por poner un número, la vida se ha desarrollado en al menos uno de cada cien planetas capaces de mantenerla: lo que nos dejaría con cientos o miles de planetas en nuestro entorno galáctico poblados de seres vivos.De la ecuación de los extraterrestres que introdu-jimos al principio del capítulo anterior solo nos queda ya por discutir una incognita: la probabilidad de que, en un planeta en que aparezca la vida, esta evolucione hasta producir seres inteligentes. Puesto que, como ya se ha indicado repetidas veces, solo conocemos un tipo de vida, no podemos realmente establecer compara- ciones y nos veremos obligados a trabajar a base de especulaciones e hipotesis.Un hecho importante desvelado por las modernasinvestigaciones en genética molecular es que al parecer todas las razas humanas tienen un ancestro común, y que todos descendemos de una misma EvaF. J. Ynduráin Muñoz Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp), 2003; 97 3413Siendo conscientes de que es posible de que una posible contestación a la pregunta de Fermi, fi¿dónde están?fl sea un sencillo fien ningunaparte.fl Es perfectamente posible que Šcomo opinan bastantes científicos muy competentesŠ la tierra sea el único lugar en el que ha apare- cido la vida; tal vez incluso en todo el universo.

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